"El día después"... de la Huelga General en España. Nadie se ha salido de su guión, previamente establecido y redactado, los pre-juicios priman y los hechos –a no ser que hubiesen sido excepcionales– no los iban a cambiar (no nos iban a cambiar), ¡faltaría más!. Para la izquierda y los sindicatos convocantes, la huelga ha sido un éxito; para el Gobierno del PSOE (¿socialista?), "ni fu ni fa"; para la derecha, un fracaso y un error. Entre todo este marasmo de declaraciones, lo que me ha sorprendido es la terminología utilizada por el Partido Popular (PP), partido de derechas donde los haya, en su defensa de los trabajadores: "Lo que quiere este país es trabajar" han repetido a diestro y siniestro, y en eso están de acuerdo hasta los "negreros", pero, y esa es la cuestión, ¿en qué condiciones?; de esto, ni una palabra. Normal.
Ver noticia según la agencia EFE
jueves, 30 de septiembre de 2010
martes, 28 de septiembre de 2010
ESTOY POR LA HUELGA GENERAL
He leído bastante y escuchado más sobre las razones, y las sinrazones, a favor o en contra de esta Huelga General en España y de las movilizaciones en el resto de Europa; pero, entre tantos ecos, una de las voces que mejor explica los motivos de esta huelga, es la que aparece en el artículo que coloco más abajo. También recomiendo la siguiente entrada en el blog de Oscar Pilo: "HUELGA DE CLIENTES DE BANCOS, DE CONSUMIDORES... A divertirnos el día de la huelga (propuesta interesante)", para no quedarnos sólo en el día 29.
Estoy por la huelga general
José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete.
He tenido muchas dudas, pero estoy por la huelga general. La dudas, porque no nos favorece a corto plazo en nada. No pienso en Zapatero y su cohorte política, sino en el ciudadano de a pie, clases medias y bajas, con trabajo o sin trabajo, ¡cuidado que hay muchas diferencias en esto!, y el poco “bacalao” que ahora mismo hay para cortar. Pero se me imponen las razones para tomar postura a favor de la huelga general.
Es posible que la huelga allane el camino a gobiernos futuros más conservadores y asuste a “los mercados”. Hasta ahí puede llegar una situación tan enrevesada. Pero si "la gente" no muestra que le queda la fuerza de la protesta social, hasta "la huelga general", ¿dónde hallarán algún límite real, ¡no moral, sino real!, las fuerzas sociales y económicas más poderosas que nos han conducido hasta aquí? La gente, lo que llamamos “pueblo llano”, está pasando por todo, porque los otros son "demasiado grandes para dejarlos caer o tirarlos, sin que nos aplasten". Se podría decir que la justicia social más razonable, pienso en clave de sociedad de mercado libre, se nos presenta con la apariencia de que no es posible llevarla a cabo, sin provocar un destrozo "mayor" entre los más débiles. Por eso el pacto social ha sido y es el menos malo de los recursos políticos, incluso sabiendo que no es justo. Pero el dinero ya no quiere ningún pacto social. Sabe que su rentabilidad reside en la libertad absoluta para ir y venir, entrar o salir, y sabe que si lo echan de aquí, allí se le recibe. Esto es Jauja. No tienen por qué pactar. Y por eso mismo, cualquier ciudadano medianamente informado, y ¡con miedo!, proclama: nada mejor es posible para todos.
Hasta tal punto es esto lo que pasa, un ejemplo, que si los paraísos fiscales son injustos hasta el extremo de lo inaceptable, no desaparecen, ¡no!, sino que cada país los promueve en su territorio con la forma de sociedades de inversión colectiva de renta variable (SICAV), y las libra de impuestos. ¿Cómo es posible, otro ejemplo, que en plena crisis financiera, los accionistas de los bancos sigan cobrando buenos dividendos? ¿Cómo es posible que hasta los banqueros reconozcan que siguen entre ellos, ¡eso sí, en América!, las mismas prácticas que nos trajeron hasta aquí? ¿Cómo es posible que no haya problema para una promoción de policías autonómicos, 800 por ejemplo, y no haya dinero para otra de 200 inspectores fiscales? Es más fácil, y barato, perseguir al “chorizo” que el delito de guante blanco. Ver para creer. Ahora sí que el sistema social ha conseguido construir "las murallas inexpugnables de la ciudad".
Sobrecoge decir sí a una huelga general, en un país con más de cuatro millones de parados, pero aún sobrecoge más, decir no, y tener que decirlo porque no sirve para nada, porque la última palabra de los mercados ya está dicha, y, o te sometes a su dictado, o te expulsan. Que sí, que sé lo de la rentabilidad y eficiencia productiva, y lo del sindicalismo “discutible”, y lo de que hay abusos e ineficiencias, y lo de que todo viene impuesto desde fuera a un país que no ha hecho los deberes, mal acostumbrado y peor gobernado, y al que ahora le toca con urgencia reordenarse. Esta historia de “Zapatero tiene la culpa”, es tan evidente, como falsa en su fondo último. Los mercados financieros, ¡su inversores hoy en libertad!, nos han arruinado a todos y quienes estábamos más a la intemperie, alegres y cantando nuestra buena estrella, mal gobernados, con una estructura productiva superada, mayor batacazo nos hemos dado. De haber contando con un buen conductor, hubiese sido mejor, pero el camino tortuoso y con paro masivo, es tan inevitable como el sol al amanecer.
Digo sí, por tanto, con todas las reservas de una persona informada, pero sí, para mostrar que “la gente” tiene derecho y conciencia “social” en el reparto de sacrificios y esfuerzos, y que no acepta transigir sin más con esta socialización de pérdidas que la gestión neoliberal de la crisis financiera, y económica, ha extendido como camino irrenunciable. Con inteligencia política, para no arriesgar más de lo necesario, para no ir, ¡sin querer!, contra los más débiles en paro o excluidos, pero con firmeza de movimiento social popular contra las élites y los privilegiados del sistema.
Por cierto. Se lo dijimos a la Iglesia española hace cinco o seis años. Pocos, pero varios. “El crecimiento económico español es con pies de barro, insostenible, injusto en su reparto; a la mínima, una ruina general en desempleo y deuda”. Sonó demasiado pesimista e izquierdoso. Ganas de molestar desde el cristianismo “político”. Simplemente, copiábamos de algunos economistas y profesores de ética, humanistas y cristianos los más. Ahora, seis años después, la culpa es de los otros y nosotros no teníamos información, o siempre lo denunciamos; ¿sí? ¿De verdad? La Iglesia socialmente ha hablado inconcreta y tardíamente. La restauración “doctrinal” se lo ha comido todo. Gracias a Cáritas, una vez más; pero ¡se le ha escuchado tan tarde y con tan poco análisis social! Todavía hay tiempo. Mirando hacia delante. Zapatero es un problema. El sistema social de propiedad, dinero y leyes, es un problema más profundo y duradero. Es la persona, sí; son las estructuras que la sacrifican como a una víctima, también. Y ¡qué bien viven las élites en plena crisis y sin culpa alguna: todo es una necesidad de la modernización económica!
Con pena y cautela, pero digo sí a esta huelga general.
José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete
Experto en Moral Social Cristiana
Vitoria-Gasteiz
Estoy por la huelga general
José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete.
He tenido muchas dudas, pero estoy por la huelga general. La dudas, porque no nos favorece a corto plazo en nada. No pienso en Zapatero y su cohorte política, sino en el ciudadano de a pie, clases medias y bajas, con trabajo o sin trabajo, ¡cuidado que hay muchas diferencias en esto!, y el poco “bacalao” que ahora mismo hay para cortar. Pero se me imponen las razones para tomar postura a favor de la huelga general.
Es posible que la huelga allane el camino a gobiernos futuros más conservadores y asuste a “los mercados”. Hasta ahí puede llegar una situación tan enrevesada. Pero si "la gente" no muestra que le queda la fuerza de la protesta social, hasta "la huelga general", ¿dónde hallarán algún límite real, ¡no moral, sino real!, las fuerzas sociales y económicas más poderosas que nos han conducido hasta aquí? La gente, lo que llamamos “pueblo llano”, está pasando por todo, porque los otros son "demasiado grandes para dejarlos caer o tirarlos, sin que nos aplasten". Se podría decir que la justicia social más razonable, pienso en clave de sociedad de mercado libre, se nos presenta con la apariencia de que no es posible llevarla a cabo, sin provocar un destrozo "mayor" entre los más débiles. Por eso el pacto social ha sido y es el menos malo de los recursos políticos, incluso sabiendo que no es justo. Pero el dinero ya no quiere ningún pacto social. Sabe que su rentabilidad reside en la libertad absoluta para ir y venir, entrar o salir, y sabe que si lo echan de aquí, allí se le recibe. Esto es Jauja. No tienen por qué pactar. Y por eso mismo, cualquier ciudadano medianamente informado, y ¡con miedo!, proclama: nada mejor es posible para todos.
Hasta tal punto es esto lo que pasa, un ejemplo, que si los paraísos fiscales son injustos hasta el extremo de lo inaceptable, no desaparecen, ¡no!, sino que cada país los promueve en su territorio con la forma de sociedades de inversión colectiva de renta variable (SICAV), y las libra de impuestos. ¿Cómo es posible, otro ejemplo, que en plena crisis financiera, los accionistas de los bancos sigan cobrando buenos dividendos? ¿Cómo es posible que hasta los banqueros reconozcan que siguen entre ellos, ¡eso sí, en América!, las mismas prácticas que nos trajeron hasta aquí? ¿Cómo es posible que no haya problema para una promoción de policías autonómicos, 800 por ejemplo, y no haya dinero para otra de 200 inspectores fiscales? Es más fácil, y barato, perseguir al “chorizo” que el delito de guante blanco. Ver para creer. Ahora sí que el sistema social ha conseguido construir "las murallas inexpugnables de la ciudad".
Sobrecoge decir sí a una huelga general, en un país con más de cuatro millones de parados, pero aún sobrecoge más, decir no, y tener que decirlo porque no sirve para nada, porque la última palabra de los mercados ya está dicha, y, o te sometes a su dictado, o te expulsan. Que sí, que sé lo de la rentabilidad y eficiencia productiva, y lo del sindicalismo “discutible”, y lo de que hay abusos e ineficiencias, y lo de que todo viene impuesto desde fuera a un país que no ha hecho los deberes, mal acostumbrado y peor gobernado, y al que ahora le toca con urgencia reordenarse. Esta historia de “Zapatero tiene la culpa”, es tan evidente, como falsa en su fondo último. Los mercados financieros, ¡su inversores hoy en libertad!, nos han arruinado a todos y quienes estábamos más a la intemperie, alegres y cantando nuestra buena estrella, mal gobernados, con una estructura productiva superada, mayor batacazo nos hemos dado. De haber contando con un buen conductor, hubiese sido mejor, pero el camino tortuoso y con paro masivo, es tan inevitable como el sol al amanecer.
Digo sí, por tanto, con todas las reservas de una persona informada, pero sí, para mostrar que “la gente” tiene derecho y conciencia “social” en el reparto de sacrificios y esfuerzos, y que no acepta transigir sin más con esta socialización de pérdidas que la gestión neoliberal de la crisis financiera, y económica, ha extendido como camino irrenunciable. Con inteligencia política, para no arriesgar más de lo necesario, para no ir, ¡sin querer!, contra los más débiles en paro o excluidos, pero con firmeza de movimiento social popular contra las élites y los privilegiados del sistema.
Por cierto. Se lo dijimos a la Iglesia española hace cinco o seis años. Pocos, pero varios. “El crecimiento económico español es con pies de barro, insostenible, injusto en su reparto; a la mínima, una ruina general en desempleo y deuda”. Sonó demasiado pesimista e izquierdoso. Ganas de molestar desde el cristianismo “político”. Simplemente, copiábamos de algunos economistas y profesores de ética, humanistas y cristianos los más. Ahora, seis años después, la culpa es de los otros y nosotros no teníamos información, o siempre lo denunciamos; ¿sí? ¿De verdad? La Iglesia socialmente ha hablado inconcreta y tardíamente. La restauración “doctrinal” se lo ha comido todo. Gracias a Cáritas, una vez más; pero ¡se le ha escuchado tan tarde y con tan poco análisis social! Todavía hay tiempo. Mirando hacia delante. Zapatero es un problema. El sistema social de propiedad, dinero y leyes, es un problema más profundo y duradero. Es la persona, sí; son las estructuras que la sacrifican como a una víctima, también. Y ¡qué bien viven las élites en plena crisis y sin culpa alguna: todo es una necesidad de la modernización económica!
Con pena y cautela, pero digo sí a esta huelga general.
José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete
Experto en Moral Social Cristiana
Vitoria-Gasteiz
lunes, 27 de septiembre de 2010
AMPARO SÁNCHEZ, SIN "PARANOIA"
“Ahora llamamos a una revolución interior”
Juan Ignacio Cortés. 21rs.
Posiblemente el nombre de Amparo Sánchez no les diga nada… todavía. Pero sí que muchos identificarán el de Amparanoia, el grupo de mestizaje que lideró hasta hace unos meses. Tras clausurar esa etapa de su carrera, esta andaluza de rompe y rasga vuelve a la carretera con un álbum, Tucson-Habana, más intimista y sutil, pero en el que siguen presentes muchas de sus señas de identidad: fusión de estilos, preocupación social, gusto por lo latino, rebeldía… Mucho tiempo ha pasado desde que Amparo llegara a Madrid con sus canciones y se pusiese a trabajar de camarera para sacar adelante a su familia. Fue entonces cuando alguien llamado Manu Chao le animó a salir del armario de las jams en pequeños bares y las reuniones de amigos y grabar su material. Muchos le están agradecidos.
-Amparo and the gang, Ampáranos del blues, Amparanoia. ¿Sentía vergüenza o es que su nombre le parecía poco comercial?
-En realidad, no me he atrevido a utilizar mi nombre hasta ahora, porque iba con más gente, compartía proyectos con otros músicos. Esta es la primera vez que creo canciones con mi guitarra y mi voz, exclusivamente para mí, y por eso me he decidido a firmar con mi nombre.
-El que salga a la calle un disco con su nombre, ¿es un símbolo de madurez, de aceptación, de fin de la paranoia?.
-Hay un poco de las tres cosas. Me acepto más, me siento más madura y tengo menos paranoias, sí.
-Hubo quien, en sus comienzos, la llamó la Manu Chao española. ¿Cómo se sentía con eso?
-La prensa siempre tiene que buscar referencias y poner etiquetas. Pese a que ser algo que se inventaron los periodistas, no se sentó mal la comparación, pues Manu me abrió muchas puertas y fue de algún modo padrino del proyecto musical de Amparanoia. Si la comparación hubiera sido con otro músico, tal vez no me hubiera sentido tan bien.
-Y ahora que ha dado un giro en su carrera, ¿cómo le gustaría que le llamaran: la Chavela Vargas española, la Omara Portuondo española, la Ella Fitgerald española?
-Esas comparaciones ya han empezado. Cualquier de las tres es una referencia fantástica, pero yo preferiría que me conociesen, sin más, por Amparo Sánchez sin sus paranoias.
-Tucson-Habana parece el título de una road movie…
-Sí, el título es un poco un homenaje a París-Tejas, la película de Wim Wenders, y a la magnífica banda sonora de la película, que firmó Ry Cooder. Pero es también el nombre del lugar imaginario que hemos creado al hacer el disco.
-Es una pregunta que ya le han hecho, me consta: ¿hay en el álbum más de Tucson o de La Habana?
-Intentamos mantener el equilibrio entre los dos lugares y los dos sentimientos: la soledad y melancolía del desierto, y la calidez y exuberancia del Caribe.
-O sea, que es un disco bipolar.
-Más que bipolar, escrito en un largo periodo de tiempo, en dos momentos diferentes de vida. En el primero predominaba la melancolía y en el segundo las cosas habían cambiado a mejor.
-Dice en el material de promoción que las canciones de este álbum la salvaron. ¿Se puede saber de qué?
-De un momento duro en el que se juntaron ciertos acontecimientos negativos en mi vida personal. Ya se sabe: las desgracias nunca vienen solas, van cayendo en cascada, como un dominó. Ante esto, las canciones surgieron como una necesidad de mirar hacia mi interior, de buscar en mí fuerzas para hacer frente a los problemas.
-Dice que este disco es más íntimo y acústico. No me diga que no se va a poder bailar en sus conciertos.
-Sí que se puede bailar. Lo hemos presentado ya en varios lugares y la gente baila. Pero es cierto que predomina lo íntimo. La complicidad que ahora se establece con el público es diferente. Pero, aunque sean más íntimas, las canciones del disco tienen también su dinamismo, posibilitan la comunicación, aunque sea de una manera distinta que con Amparanoia.
-En sus conciertos había un cierto clima de, espero que me acepte la expresión, “hagamos la revolución bailando”. Si ahora ya no se va a bailar, ¿la revolución queda también pendiente?
-No. Seguimos haciendo la revolución pero desde otro punto de vista. Llamamos, sobre todo, a una revolución interior.
-Dijo adiós a Amparanoia con un concierto en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas. Toda una declaración de principios (o de finales, en este caso).
-Fue pura casualidad. Ya sabe, de esas casualidades que pasan por algo. No fue premeditado, pero resultó un gran regalo para el final de la gira de despedida. San Cristóbal es un buen lugar para acabar y al mismo tiempo empezar una nueva etapa.
-Por cierto, ¿dónde le nació toda esa conciencia: unos padres progres, una carrera de sociología, una infancia de pobreza? No he encontrado documentación al respecto.
-(Risas) He tenido la suerte de ir conociendo en el camino de la música gente que me ha ido contando sus pasiones. Mi público es muy solidario y muchos de mis seguidores dedican buena parte de su tiempo a ayudar a los demás en diferentes campos. Han sido ellos los que me han invitado a ir a la cárcel, o a conocer un grupo de enfermos de SIDA. Yo me he dejado impregnar de todo eso que, una vez más, me ha venido gracias a la música.
-En algún sitio ha dicho que si tuviera que elegir entre todas las causa que de alguna manera defiende se quedaría con la causa de la mujer. Sin embargo, corríjame si me equivoco, todos sus músicos son hombres. ¿Qué hay de la paridad?
-Bueno, sobre el escenario tenemos a una chelista estupenda y en el equipo de promoción y gestión hay muchas mujeres. Sí que hay paridad, en conjunto. Además, los hombres que trabajan conmigo desarrollan mucho su lado femenino.
-La entrada Amparanoia en wikipedia es mucho más extensa en inglés que en español, y los textos de su página web están primero en inglés y luego en español. ¿Siente que le hacen más caso fuera?
-No. Siento el cariño del público por igual en todos los escenarios que piso. Pero no trabajo sólo en mi país. Y lo que hacemos tengo que comunicarlo, afortunadamente, a un extenso público que va desde Finlandia hasta Argentina.
Juan Ignacio Cortés. 21rs.
Posiblemente el nombre de Amparo Sánchez no les diga nada… todavía. Pero sí que muchos identificarán el de Amparanoia, el grupo de mestizaje que lideró hasta hace unos meses. Tras clausurar esa etapa de su carrera, esta andaluza de rompe y rasga vuelve a la carretera con un álbum, Tucson-Habana, más intimista y sutil, pero en el que siguen presentes muchas de sus señas de identidad: fusión de estilos, preocupación social, gusto por lo latino, rebeldía… Mucho tiempo ha pasado desde que Amparo llegara a Madrid con sus canciones y se pusiese a trabajar de camarera para sacar adelante a su familia. Fue entonces cuando alguien llamado Manu Chao le animó a salir del armario de las jams en pequeños bares y las reuniones de amigos y grabar su material. Muchos le están agradecidos.
-Amparo and the gang, Ampáranos del blues, Amparanoia. ¿Sentía vergüenza o es que su nombre le parecía poco comercial?
-En realidad, no me he atrevido a utilizar mi nombre hasta ahora, porque iba con más gente, compartía proyectos con otros músicos. Esta es la primera vez que creo canciones con mi guitarra y mi voz, exclusivamente para mí, y por eso me he decidido a firmar con mi nombre.
-El que salga a la calle un disco con su nombre, ¿es un símbolo de madurez, de aceptación, de fin de la paranoia?.
-Hay un poco de las tres cosas. Me acepto más, me siento más madura y tengo menos paranoias, sí.
-Hubo quien, en sus comienzos, la llamó la Manu Chao española. ¿Cómo se sentía con eso?
-La prensa siempre tiene que buscar referencias y poner etiquetas. Pese a que ser algo que se inventaron los periodistas, no se sentó mal la comparación, pues Manu me abrió muchas puertas y fue de algún modo padrino del proyecto musical de Amparanoia. Si la comparación hubiera sido con otro músico, tal vez no me hubiera sentido tan bien.
-Y ahora que ha dado un giro en su carrera, ¿cómo le gustaría que le llamaran: la Chavela Vargas española, la Omara Portuondo española, la Ella Fitgerald española?
-Esas comparaciones ya han empezado. Cualquier de las tres es una referencia fantástica, pero yo preferiría que me conociesen, sin más, por Amparo Sánchez sin sus paranoias.
-Tucson-Habana parece el título de una road movie…
-Sí, el título es un poco un homenaje a París-Tejas, la película de Wim Wenders, y a la magnífica banda sonora de la película, que firmó Ry Cooder. Pero es también el nombre del lugar imaginario que hemos creado al hacer el disco.
-Es una pregunta que ya le han hecho, me consta: ¿hay en el álbum más de Tucson o de La Habana?
-Intentamos mantener el equilibrio entre los dos lugares y los dos sentimientos: la soledad y melancolía del desierto, y la calidez y exuberancia del Caribe.
-O sea, que es un disco bipolar.
-Más que bipolar, escrito en un largo periodo de tiempo, en dos momentos diferentes de vida. En el primero predominaba la melancolía y en el segundo las cosas habían cambiado a mejor.
-Dice en el material de promoción que las canciones de este álbum la salvaron. ¿Se puede saber de qué?
-De un momento duro en el que se juntaron ciertos acontecimientos negativos en mi vida personal. Ya se sabe: las desgracias nunca vienen solas, van cayendo en cascada, como un dominó. Ante esto, las canciones surgieron como una necesidad de mirar hacia mi interior, de buscar en mí fuerzas para hacer frente a los problemas.
-Dice que este disco es más íntimo y acústico. No me diga que no se va a poder bailar en sus conciertos.
-Sí que se puede bailar. Lo hemos presentado ya en varios lugares y la gente baila. Pero es cierto que predomina lo íntimo. La complicidad que ahora se establece con el público es diferente. Pero, aunque sean más íntimas, las canciones del disco tienen también su dinamismo, posibilitan la comunicación, aunque sea de una manera distinta que con Amparanoia.
-En sus conciertos había un cierto clima de, espero que me acepte la expresión, “hagamos la revolución bailando”. Si ahora ya no se va a bailar, ¿la revolución queda también pendiente?
-No. Seguimos haciendo la revolución pero desde otro punto de vista. Llamamos, sobre todo, a una revolución interior.
-Dijo adiós a Amparanoia con un concierto en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas. Toda una declaración de principios (o de finales, en este caso).
-Fue pura casualidad. Ya sabe, de esas casualidades que pasan por algo. No fue premeditado, pero resultó un gran regalo para el final de la gira de despedida. San Cristóbal es un buen lugar para acabar y al mismo tiempo empezar una nueva etapa.
-Por cierto, ¿dónde le nació toda esa conciencia: unos padres progres, una carrera de sociología, una infancia de pobreza? No he encontrado documentación al respecto.
-(Risas) He tenido la suerte de ir conociendo en el camino de la música gente que me ha ido contando sus pasiones. Mi público es muy solidario y muchos de mis seguidores dedican buena parte de su tiempo a ayudar a los demás en diferentes campos. Han sido ellos los que me han invitado a ir a la cárcel, o a conocer un grupo de enfermos de SIDA. Yo me he dejado impregnar de todo eso que, una vez más, me ha venido gracias a la música.
-En algún sitio ha dicho que si tuviera que elegir entre todas las causa que de alguna manera defiende se quedaría con la causa de la mujer. Sin embargo, corríjame si me equivoco, todos sus músicos son hombres. ¿Qué hay de la paridad?
-Bueno, sobre el escenario tenemos a una chelista estupenda y en el equipo de promoción y gestión hay muchas mujeres. Sí que hay paridad, en conjunto. Además, los hombres que trabajan conmigo desarrollan mucho su lado femenino.
-La entrada Amparanoia en wikipedia es mucho más extensa en inglés que en español, y los textos de su página web están primero en inglés y luego en español. ¿Siente que le hacen más caso fuera?
-No. Siento el cariño del público por igual en todos los escenarios que piso. Pero no trabajo sólo en mi país. Y lo que hacemos tengo que comunicarlo, afortunadamente, a un extenso público que va desde Finlandia hasta Argentina.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
OBJETIVOS DEL MILENIO Y LA CUMBRE QUE HAY QUE ALLANAR
Los líderes se reúnen en la ONU para ver si hacen avanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM); pero, ¿de qué Milenio?, tal vez del 3000, porque al paso que vamos parece que ni para esas fechas se alcanzarán. Puedes presionar a tu presidente de turno firmando aquí, y eso estará bien; sin embargo, lo que no deberías –deberíamos– de olvidar es que depende de cada uno de nosotros, de los de "arriba" y de los de "abajo", el trabajar para que estos ODM no se queden en papel mojado. Hay que allanar la Cumbre para que unos no estén por encima de otros. No estaría de más que le echases un vistazo a mis entradas relacionadas con estos temas; te facilito los enlaces:
Mantener la silueta
¿Ayuda al desarrollo?
ODM: migajas para los pobres.
También te recomiendo la lectura del interesante artículo de Pedro M. Lamet, "La cumbre de la ONU, ¿sólo palabras?".
Mantener la silueta
¿Ayuda al desarrollo?
ODM: migajas para los pobres.
También te recomiendo la lectura del interesante artículo de Pedro M. Lamet, "La cumbre de la ONU, ¿sólo palabras?".
martes, 21 de septiembre de 2010
HUMOR GRÁFICO Y EXPRESIONES DEL ESPÍRITU
Bruno Peron Loureiro *
Adital - La cultura tiene dinamismo y capacidad transformadora de los problemas locales y mundiales. El humor gráfico es un recurso que ha sido empleado para hacer críticas sobre aspectos políticos de un país, identificar contratiempos del desarrollo y despertar el sentimiento ciudadano.
El Salón Internacional del Humor de Piracicaba, ciudad de porte mediano del estado de São Paulo, Brasil, nació en 1974 como un intento de intelectuales regionales de materializar ideas y sentimientos sobre el mundo. Quisieron, más que eso, institucionalizar una práctica artística.
Pese a la restricción presupuestaria, el Salón emergió como un embrión internacional luego en sus primeros años a través de la participación de artistas extranjeros. A lo largo de las décadas, la oferta de trabajos aumentó igual que el prestigio del evento y el premio en categorías.
Este texto tiene el propósito de reconocer que: 1- lo local se combina con lo global de modo que las responsabilidades de un ciudadano de cualquier ciudad son mundiales; 2- problemas ambientales y sociales son patrones que se repiten en regiones diversas y remotas del planeta.
La importancia de la muestra artística del Salón trasciende el estigma de ciudades de porte pequeño y mediano en lo que se refiere a la proyección de sus tradiciones y políticas públicas. El evento incentiva la inversión de otras ciudades similares en programas culturales que refuercen el intercambio entre manifestaciones de partes distintas del mundo, como gastronomía, cine y teatro.
El humor está en evidencia en Brasil, aunque sea un recurso que se utiliza hace mucho frente a situaciones variadas, incluso de desgracia. Una de las acepciones de "humor", en el diccionario Larousse de la lengua portuguesa, es la "capacidad de valorar lo cómico, lo pintoresco, lo absurdo o lo insólito". La televisión ha explorado las facetas del humor en Brasil a través de programas como "CQC" y "Pânico na TV".
El Salón Internacional de Humor de Piracicaba, en 2010, llamó atención por el número significativo de trabajos sobre la destrucción ambiental y la urbanización inconsecuente. Las ilustraciones de contaminación atmosférica en Indonesia por las fábricas deberá ser capaz de, al menos, sensibilizar los promotores del "crecimiento".
Los dibujos condenan la reproducción del modelo voraz e insustentable de desarrollo. En la misma ciudad del evento humorístico, las quemas de los cañaverales pulverizan la ciudad, parte de los desechos se tira clandestinamente en locales prohibidos, un empleo de calificación alta se crea por cada veinte vacantes de braceros mal pagados, y barrios enteros apestan por falta de inversión en estaciones de tratamiento de aguas negras. Estos patrones se repiten en otros contextos nacionales como si la distancia física no ofreciera ningún impedimento: la deforestación, la contaminación del aire, la inundación, el tráfico vehicular, la concentración de edificios, el consumismo. En otras palabras, es posible interpretar un arte gráfico extranjero con nuestros propios códigos culturales.
El humor frecuentemente llena la impotencia del artista de hacer lo que no le corresponde por carencia de poder político. Delante de esta, le queda manifestar libremente la creatividad.
A lo largo de treinta y siete años de existencia del Salón Internacional de Humor de Piracicaba, se registran expresiones y demandas de un mundo en unísono. El Centro Nacional de Investigación y Documentación del Humor de Piracicaba (CEDHU, de la sigla en portugués), con sede en el conjunto histórico de edificios del Ingenio Central de la ciudad, reúne un acervo de centenas de obras gráficas de las ediciones anteriores del Salón.
La muestra es bien ordenada y se nota la presencia de una franja etaria amplia, lo que comprueba que el humor gráfico atiende a cualquier individuo que esté mínimamente enterado sobre el contexto en el que la obra fue producida. El trabajo artístico dialoga con el espectador.
Aunque el número de obras de participantes adultos y de otros estados y países sea mayoritario, hubo premiación de artistas de Piracicaba y el montaje de exhibiciones paralelas, incluso de niños. La acción es fundamental para promover el arte entre los jóvenes y la cultura de la ciudad.
Todos tenemos un lado artístico aunque no sea a través del humor gráfico.
Hay los que vehiculan el lado bello de lo humano a través de la gracia y la risa.
Basta identificar como materializamos las expresiones del espíritu.
[*Traducción del portugués al español por Bruno Peron. Enviado por Barómetro Internacional].
* Maestro en Estudios Latinoamericanos por la FFyL/UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).
lunes, 13 de septiembre de 2010
LA ALEGRE MAZMORRA
Por fin he vuelto a mi querido blog y con mis queridos y queridas visitantes. Intuyo que este curso voy a poder atenderlo y atenderos menos de lo que me gustaría. Ando con algunos proyectos propios –y un poco extraños, todo hay que decirlo– que me van a absorber parte del tiempo que hasta ahora he dedicado a estos menesteres de la web. Pero, como casi todo el mundo, uno elige la mazmorra donde quiere estar confinado, con sus cosas y elementos que lo mantienen entretenido (alegre y despreocupado, afirmaba Unamuno) mientras la vida pasa y nosotros con ella... ¿O no es así?
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