domingo, 6 de octubre de 2013

DEBAJO SIEMPRE ESTÁN LOS MISMOS

La hipocresía, y los hipócritas, campan a sus anchas en los escenarios políticos internacionales. A los pobres se les puede matar con armas convencionales (no hay que olvidar que la mayor de ella es el HAMBRE: 30000 –no sobre ningún cero– diarios se lleva por delante), pero no con químicas; los inmigrantes pueden morir de uno en uno, o como máximo de 10 en 10, al intentar alcanzar las costas, pero como se les ocurra morir en tandas de 300 (ejemplo: Lampedusa), entonces hay que empezar a preocuparse y hacer gestos de contrición (que no de acción concreta y eficaz), para olvidarnos pasados unos días de ellos; el tiempo que tarda la memoria en recolocar lo indeseado en el cuarto de los trastos viejos.