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Insumisos israelíes a la barbarie
Se llama Udi Segal. Tiene 19 años. Israelí. Forzado al servicio militar en el ejército y se niega a combatir en Gaza. Ha dicho en públicoIsrael puede continuar esta ocupación, no en mi nombre”
Ahora espera ser apresado por las autoridades militaristas del estado terrorista de Israel, que lo enjuiciarán como desobediente y le aplicarán el rigor de la ley militar. Eso sí, sin que nadie proteste y/o se solidarice con él.
Pero Udi Segal, asumiendo las consecuencias de su deliberada y pública desobediencia, marca el camino.
De forma personal ha encontrado una de las más coherentes maneras de acabar con la locura de esta guerra. Desacatando el mandato de alistarse, de servir a las órdenes militares.
Por cierto, Udi no es el único digno. Otros cincuenta jóvenes (de esto no informa la prensa oficial, qué curioso) han hecho lo mismo y han difundido un manifiesto de su lucha
Nos oponemos – escriben – al ejército israelita y a la ley sobre la convocatoria obligatoria porque repudiamos esta operación militar
Udi dice lo mismo:
El apoyo del país a la política del Primer Ministro, Benjamin Netanyahu, es aún fuerte. Son muchas personas, sin embargo, que están cansadas de esta guerra. Sólo entre mis coetáneos, conozco al menos 120 o 130 jóvenes que han tomado mi misma decisión.
Y sigue
Cuando me acerqué a la edad de la convocatoria obligatoria – cuenta el joven – comencé a leer, a estudiar y a documentarme sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Hace más de un año que me informo en los periódicos y estudio historia, y he decidido que no puedo tomar parte de esta ocupación
El apoyo al militarismo en Israel es extremo. La prensa que no habla de desobedientes (ni pide el apoyo para ellos, qué raro, con lo demócratas y humanitarios que son nuestros medios oficiales de propaganda e información cuando habla de los disidentes de otros lugares) se encarga de enfatizar que los Israelíes apoyan en más del 90% a Netanyahu, como nos informa El Pais, el ABC o cualquier otro medio que elijamos. Tal vez les interese propagar la idea de que en Israel y en este conflicto no hay otra vía que la barbarie militar o la resignación.
Pero ocurre que incluso en este horror hay resistentes a la guerra. Resistentes capaces de jugar fuerte por la paz y de hacer de la apuesta noviolenta la razón política de su lucha.
Seguramente (nunca lo sabremos porque los amos de los medios nunca lo dirán ni se interesarán por ello) en Israel también existen organizaciones sociales trabajando por la paz, apoyando una construcción de las relaciones diferente, promoviendo el antimilitarismo, como pueden ser Bat Shalom, No en mi nombre, Yesh Gvul, u otros conectados en la Internacional de Resistentes a las Guerras.
Los medios oficiales las ningunean y resulta curioso que nunca aparece el trabajo soterrado, constante, de siempre que vienen desarrollando en pro de un modelo de convivencia diferente.
Incluso en la actual locura y enardecimiento de la venganza militarista, hay diputados que protestan. La diputada israelo-palestina Hanin Zoabi, del partido Balad, ha sido sancionada en el Parlamento israelí —durante seis meses podrá votar pero no intervenir ni presentar iniciativas— por unas declaraciones en las que se preguntaba si era extraño que actuara con violencia quien “sufre la ocupación, con vidas imposibles, en una situación en la que Israel secuestra presos todos los días”. Y se respondía: “Incluso si no estoy de acuerdo con ellos, son personas que no tienen ningún camino abierto para cambiar su vida. Se ven obligados a utilizar medios como estos para que Israel despierte y vea el sufrimiento de otros”.
Una crítica que ha sido entendida como una justificación del terrorismo, a pesar de haber manifestado que no está de acuerdo con el terrorismo.
Seguramente poner énfasis en la disidencia al militarismo que también existe en Israel y en otro tipo de prácticas más constructivas implicaría la remota posibilidad de que las poblaciones sensibleras de Europa pasaran de la sensación de impotencia a la exigencia de que nuestros descarados líderes, que dan a Israel con una mano lo que con la otra fingen no darle, tuvieran que apoyar las vías alternativas, apoyar a estos desobedientes, apoyar el boicot al militarismo israelí, la desobediencia a su lógica y... ¿cambiaría algo?
Seguramente una parte del silencio mediático respecto de estos israelíes desobedientes tiene que ver algo con el empedernido interés en que nada cambie en la práctica.
Sin embargo, el artículo Gaza, judíos por la paz nos enseña que hay otra realidad en este conflicto, la pacifista:
Hay voces valientes, como la de esta ONG Jewish Voice for Peace, autora del vídeo que encabeza este texto, que trabaja por la reconciliación y condena la violencia: los atentados suicidas y los bombardeos sobre Gaza. Otra es la de la periodista israelí Amira Haas, cuyo currículo vital y profesional es admirable.
además, nos da algunas referencias de organizaciones, vídeos, libros, etc, para entender el conflicto actual.
utopia contagiosa | agosto 1, 2014 .
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