Soplar, soplar, soplar... Hinchar, hinchar hinchar... Subir, subir, subir... ¿Y después qué? ¿Caer? ¿Seguir subiendo? A veces convendría "soltarnos" a tiempo de aquello que nos puede llegar a "hinchar" tanto que seamos incapaces de perder el control sobre el mismo y nos arrastre tras de sí. El dicho popular "por la boca muere el pez" se parece bastante a lo que, confusamente, he querido expresar.
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