martes, 11 de junio de 2013

¡IGLESIA, INDÍGNATE!

Con cierta congoja, bastante tristeza y profunda nostalgia profética sobre los líderes religiosos de una iglesia, la católica, que se considera heredera principal de un joven revolucionario –¿por qué si no lo mataron?, ¡por equivocación?– de Nazaret llamado Jesús, he realizado esta viñeta. Gracias a Dios, nunca mejor dicho, existen cristianos (por supuesto, también no cristianos) "de a pie" luchando "de sol a sol" solidariamente con y por los que sufren la embestida de un Sistema diabólico (sin comillas) que exige el sacrificio de los más vulnerables (excluidos, parados, pensionistas, obreros...) aunque admita que se esté equivocando en sus políticas de austeridad y demás mandangas. (No es por echarme flores, pero eso ya lo avisé yo el 1 de junio de 2010, si no te lo crees mira aquí).

Para profeta, JEAN ZIEGLER, denunciando a los explotadores y proponiendo nuevos caminos. Ya me gustaría que los jerarcas de la iglesia escucharan a este hombre, pero ya se sabe que los sacerdotes y los profetas nunca se llevaron bien (ver Antiguo Testamento y también quiénes condenaron a muerte al joven carpintero de Nazaret). A continuación el texto de JEAN ZIEGLER.

JEAN ZIEGLER DICE QUE ESPAÑA  NO DEBE PAGAR LA DEUDA.
El vicepresidente de la Comisión de DDHH de la ONU propone "ocupar y nacionalizar la banca".
“Vivimos en un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital
financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos
especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de
Tribunal de Núremberg”. Con esta aplastante contundencia despacha Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONU, su particular análisis del actual momento histórico.
Para leer el artículo completo pincha aquí.

1 comentario:

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo. Ya es hora de desempolvar los textos de la Doctrina Social de la Iglesia. Solo con eso deberían avergonzarse por no estar a la altura. A la institución eclesiástica (parte de la Iglesia, pero no TODA la Iglesia), le preocupa más la contestación interna, la crítica, la pérdida de poder y de privilegios, que la fidelidad al Evangelio. Ya es hora de despertarse, aunque haya que hacer ruido. Algunos temen que se rompa la unidad, pero esto no es unidad. Es aplastante uniformismo, enfermo de miedos. No hay que tener miedo de romper. Es mucho más terrorífico el silencio de la uniformidad, este silencio que está causando tanta dececpión en mucha gente que esperaba algo más de la Iglesia. Saludos.