Cómo diría un tal Jesús de Nazaret, "guías ciegos que conducen a otros ciegos terminan cayendo en el hoyo"; o como dice mi tía Fuensanta, "no hay más ciego que el que no quiere ver". ¡Ojalá que en este Cónclave –gerontocrático y androcéntrico– para elegir al nuevo Papa ocurra un milagro y el Espíritu se cuele, dando vista y visión de futuro a tanto "miope" que anda suelto!
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