Juan Ignacio Cortés. 21rs.
Ramón Langa, actor y voz
“Con el doblaje se gana más, pero se vive mejor como actor”
A algunos –pocos– no les sonará ni su nombre ni su cara, pero sí su voz. Ramón Langa lleva más de 20 años doblando a Bruce Willis. De hecho, en algún momento ha declarado, medio en broma medio en serio, que él y Willis comenzaron su carrera juntos, pues comenzó a doblarle en su primer éxito, la serie Luz de luna. Pero, como dice Langa, él no está para hacer promoción de su doblado y su currículum como actor (de doblaje o no) es muy extenso. Dejó el doblaje –salvo en lo que refiere a Willis (vaya, otra vez sale este tipo a relucir)– hace más de 15 años y desde entonces ha alternado tele, teatro y cine con bastante fortuna, más de un premio a su labor y mucho reconocimiento del público. Lo último que ha puesto en cartel ha sido Sótano, un drama psicológico del Premio Nacional de Literatura Josep María Benet que estuvo en el Círculo de Bellas Artes y que seguramente comenzará en breve a girar por toda España. Atlético, tan impetuoso como su potente voz y un punto canalla, Ramón Langa no necesita abuela: aunque nació en Madrid, su familia proviene de Bilbao. Y, claro, eso marca.
-Creo que no nos conocemos, pero su voz me resulta familiar.
-Pues no sé de qué (risas). En fin, le he puesto la voz a Bruce Willis en unas cuantas películas. Puede que sea por eso, ¿no? Pero para que se haga promoción Bruce Willis hay que entrevistar a Bruce Willis.
-Asociación de ideas: conecte la frase: “usted es el actor que dobla a Bruce Willis” con alguna de las siguientes: a) que bien que la gente recuerde mi trabajo; b) esto ya ha dejado de ser divertido; c) oiga, que yo he hecho muchas otras cosas.
-Oiga, que yo ya he hecho otras muchas cosas.
-Dejó el doblaje hace unos añitos, salvo el de las películas de Willis. Dice que lo mantiene por cariño. ¿Sabe si es un cariño correspondido (por Bruce, me refiero)?
-Tengo entendido que es un cariño correspondidísimo, porque mandó un telegrama una vez a una oficina que tiene en Madrid agradeciendo la voz que tiene en España. A mí me extraña mucho que esta gente se ocupe de estas cosas, pero, por lo visto, es así.
-Y, dígame, ¿se vive mejor como actor de doblaje o como actor a secas?
-Eeeeh… Bueno, se gana más dinero con el doblaje, aunque ya no es lo que era. Pero se vive mejor de actor a secas.
-Para acabar con el tema: Su voz le ha dado de comer muchos años. ¿Tiene sus cuerdas vocales aseguradas, al igual que los futbolistas aseguran sus piernas?
-No, en absoluto. Bueno, me las aseguro con algún whiskyto por la noches (risas).
-Pasemos a otras cosas. A usted le metió el gusanillo de la actuación en el cuerpo su hermana, que dirigía obras infantiles en casa. ¿Ella también se ha dedicado al showbusiness o fue más lista y estudió para notarias?
-Ella se dedicó muchos años a grabar discos y canciones en su época romántica y hippie y luego le dio por ser lista y se puso a ganar dinero con sus empresas. Pero mantiene mucho en contacto con el arte.
-Y dígame, ¿le está agradecido o maldice la hora en que salió a escena en el salón de casa?
-Le estoy agradecido por aquello y por muchas otras cosas.
-Fue muy deportistas en su juventud y, por lo que se ve, se mantiene en forma. ¿Será que actuar es una modalidad deportiva?
-Desde luego, actuar es un entrenamiento deportivo muy bueno. Por otro lado, nunca he dejado de ser deportista. Pero el escenario es un gran ejercicio físico. Incluso en las obras en las que casi no te mueves, como Sótano.
-Por otro lado, en algún momento ha dicho que el principal recurso del actor es su sentido común.
-El sentido común es el principal recurso de cualquiera persona que quiera hacer las cosas bien.
-Uno de sus primeros papeles en cine fue en Conan, el Bárbaro. ¿Fue muy duro enfrentarse a Schwarzennegger?
-No, porque le vi sólo durante dos o tres veces durante el rodaje y no hablé mucho con él. Sólo dos o tres palabras. Yo era muy joven en aquella época. Tenía 21 años.
-Fue muy alabada su interpretación de Blasco Ibáñez, escritor y conocido vividor. ¿Algo en común?
-He leído sus novelas y soy también bastante vividor, como él. Pero no sé si tanto (risas).
-En Yoyes, ¿le salió el medio vasco que lleva dentro?
-Desde luego. También me supuso una nominación al mejor actor del cine vasco. Que luego se la llevó Unaix Ugalde. Muy merecidamente, por cierto. Pero bueno, ahí estuvimos.
-¿En qué otras cosas le sale ese medio vasco?
-En casi todas. La sangre es la sangre.
-Ha hecho muchos clásicos en teatro. ¿Es usted un caballero a la antigua usanza?
-Tengo días. Depende de la flor y del jardín. Hay días en que soy caballero a la antigua usanza y hay días en que me paso de moderno (risas). Lo que me gusta de verdad es la acracia.
-También fue presentador de televisión. ¿Polifacético o simplemente echao p´alante?
-Echao p´adelante. Trabajos alimenticios, que se dice.
-He visto su página web oficial y está llena de fotos suyas. ¿Narcisimo?
-Marketing puro y duro. A ver si alguna productora se fija en mí. Productora femenina, quiero decir (risas).
-Cumple este año los 50. ¿Empezando a vivir “la mitad de la vida”, que decía Alberto Cortez?
-Sí. Empezando a vivir la segunda oportunidad.
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