El hombre, ¡ay, el hombre!... Tan creador y destructivo a la vez. Capaz de alcanzar las cotas más altas de belleza con sus manos, pero también de realizar las acciones más rastreras.
La pregunta existencial dirigida a un Dios, supuestamente bueno, que surge de un corazón religioso cuando ve el mal en el mundo, en los ambientes religiosos obtiene una respuesta que exculpa a Dios del "tinglado" montado en la intrahistoria humana, pasando la "pelota" de la responsabilidad al ser humano: "Te he hecho a ti". Es decir, tú con tu libertad eres el que debe trabajar para superar cualquier realidad de mal y de muerte. Yo creo que la cosa no es tan sencilla, ni pienso dejar de pedir "cuentas" a Dios, como hizo el impaciente Job, por lo mal que a veces va este mundo...
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