Si pudiéramos congelar el tiempo –aunque no sepamos qué es realmente el tiempo–, capturar el momento presente, conservar un segundo de eternidad...; nos sentiríamos –aunque no lo fuésemos– señores del tiempo, del presente, de la eternidad. Pero qué paradoja la nuestra: no podemos vernos a nosotros mismos, no podemos oírnos a nosotros mismos, no podemos abrazarnos a nosotros mismos, y cuando terminamos de imprimir la fotografía que acabamos de hacernos ya somos diferentes a esa imagen que aparece en ella.
If we could freeze time, but we do not know what is really the time, capture the present moment, keeping a second of eternity ... we would be, but not what we were time-lords of this, of eternity. But what our paradox: we can not see ourselves, we can not hear us ourselves, we can not embrace ourselves, and when we finished printing the picture just because we are different to make that image that appears on it.
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