martes, 29 de mayo de 2012

BANKIA O EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

No es por echarme flores, pero esta viñeta que realicé hace 12 años para ilustrar mi libro "¿La Deuda Externa? ¿Y eso qué es?", sigue tan de actualidad que no me he podido resistir a colocarla aquí. BANKIA es en España un fiel ejemplo de lo que muestro en el dibujo.(Ver el revelador documental de La Sexta: "Bancos culpables y rescatados"). Como dicen por mi tierra, "este cuento es más viejo que el cagar", lo malo es que los que salimos llenos de mierda –con perdón– siempre somos los mismos, porque lo del PRIBESOPER (PRIvatizar BEneficios y SOcializar PERdidas) lo sabían hasta los faraones egipcios; allí, con cebollas y ajos –por cierto muy sanos– y algún latigazo que otro, mantenían esclavos a los esclavos, se "inyectaba dinero público" en las enormes pirámides, que en el fondo no eran más que las tumbas del "Sistema Faraónico", y todo eso avalado y convenientemente justificado por una casta sacerdotal todopoderosa, que avisaba de las graves consecuencias que traería el desobedecer las órdenes y deseos del faraón (encarnación del mismísimo Dios). Ahora lo mismo, sólo cambia "sacerdotes" por "políticos", "faraones" por "mercados" y "pirámides" por "bancos" (también las tumbas del Sistema), y ya tenemos la consabida ecuación; te dejo a ti que descubras cuáles son "las cebollas y ajos" que te mantienen ahí sentado, clavado como un esclavo, incapaz de salir a la calle a barrer tanta escoria y cambiar con humor, amor e indignación este sistema que nos toma por imbéciles y algo más.
Te dejo un vídeo para alegrarnos y utopizarnos, un libro y un artículo para profundizar.

"Vivir en Deudocracia. Iban un portugués, un irlandés, un griego y un español..."

“Todo el dinero que haga falta”. Juan Torres. 25 de mayo de 2012.

Entiendo que puede resultar algo repetitivo este comentario, pero ¿cómo permanecer en silencio cuando una vez más las autoridades públicas manifiestan que no hay problema ninguno para salvar a los banqueros mientras que recortan los recursos que salvan a las personas? El ministro de Guindos ha dicho de nuevo que habrá todo el dinero que haga falta para capitalizar Bankia, esto es, para dejarlo limpio y en buenas condiciones para privatizarlo cuando llegue el momento, que es lo que harán sin ningún tipo de duda, porque si desearan mantener un banco público ya lo habrían creado y no precisamente a base de material de derribo.
    Es normal que la gente se indigne cuando se entera de estas cosas. ¿Cómo se puede explicar que no haya límites impuestos por el déficit y la deuda a la hora de destinar dinero público a los bancos y que al mismo tiempo no haya ni un euro para los servicios públicos? ¿Cómo es posible que el gobierno se disponga a inyectar miles de millones de euros a Bankia sin depurar primero responsabilidades, sin poner sobre la mesa la gestión que han llevado a cabo sus directivos, el daño que ha hecho al erario público la injerencia constante de los gobernantes “liberales” de la Comunidad de Madrid que tan contrarios al intervencionismo se proclaman constantemente? ¿Cómo se puede aceptar que el Gobierno de Rajoy esté todos los días con el sambenito del cafelito de los funcionarios y del coste que suponen para el Estado y no se pare a plantear cuánto nos va a costar a los españoles la gestión de Rato y de sus estrategas? ¿Por qué dar por hecho que hay que poner dinero público en Bankia cuando se sabe que lo que ha ocurrido allí es el resultado de una serie de pasos estratégicamente dados para llegar a la situación en la que estamos? ¿Y cómo se puede aceptar la desfachatez de que el gobierno recurra a los auditores más tramposos del planeta para que pongan en claro las cuentas de Bankia y de su matriz, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA)? ¿A quién quiere engañar el Gobierno contratando a los embusteros más grandes del sistema financiero mundial para que proporcionen ¡¡transparencia!!? ¿Cómo se puede consentir que el Ministro de Economía contrate a Goldman Sachs para aclarar la situación de la banca española cuando es el banco que más ha faltado a la verdad y que más estafas ha cometido en los últimos años cuando? ¿Quién ha impuesto que la auditoría la haga alguien que se sabe que va a mentir, que no ha dado nunca punta con hilo, que ha falseado las anteriores que ha hecho para justificar, en cada momento, lo que le interesaba a él mismo o a sus patrones y socios? ¿Cómo es que se hacen cuenta permanentemente sobre lo que vale una operación de nuestros hospitales, las clases que dan nuestros maestros o la atención de nuestros mayores y el Gobierno no cae en lo que nos va a costar que nos haga los números un par de auditores delincuentes? El Gobierno de Rajoy sigue sin tomar ni una sola medida que garantice de verdad lo que es fundamental conseguir: la financiación de las empresas y de la economía en su conjunto. Simplemente se dedica a administrar los intereses de los dos o quizá tres grupos bancarios que van a terminar siendo los amos en solitario del sistema financiero español. A quien hay que darle todo el dinero que haga falta no es a entidades financieras quebradas y a los banqueros que han provocado la situación en la que nos encontramos porque lo van a utilizar para volatilizarlo sobre la marcha en sus balances. Quien necesita ese dinero son las pequeñas y medianas empresas que han de pagar el escasísimo crédito que ahora reciben al 12 o 15%, o incluso al 30% si se da en circunstancias más extraordinarias o urgentes. Los propios errores del gobierno (del actual y del anterior, todo hay que decirlo) o su complicidad y dependencia con el gran capital financiero, le restringe cada vez más el margen de maniobra. Cada día que pasa pierde posibilidades de actuación y se ve más obligado a discurrir por un camino que se estrecha continuamente, que ya casi es como el de una cuerda floja. Pero está a tiempo, a pesar de todo. Aunque no puede actuar de cualquier forma. No basta con afirmar ahora que Bankia actuará como un buen banco público (y no solo nacionalizado) porque eso es insuficiente. A estas alturas se requiere algo más que un banco. Es necesario un sistema de financiación a la economía y, por ello, también un protocolo de actuación financiera que obligara no solo a otros más que se nacionalizaran, sino a todo el conjunto del sistema. La economía española está al borde del colapso por falta de aire financiero, de crédito. Si no se le proporciona pronto, se viene abajo. El Estado está aún en condiciones de poner en marcha un motor financiero que la pusiera de nuevo en movimiento y en otro vía distinta a la insostenible que ha seguido años atrás. No queda mucho tiempo pero quizá no sea la premura de tiempo lo más preocupante sino la anestesia que domina a la población en general, a los empresarios, que se encaminan a miles hacia el cierre y la ruina nublados por una visión ideologizada de la realidad impuesta desde la banca y la gran empresa que los ahoga; a los trabajadores, que han caído en la falacia de creer que lo que mejor les conviene es tratar de salvarse ellos mismos; a la mayoría de los jóvenes, que nada parece poder despertarles del sueño que ni siquiera es de Morfeo en el que los mantenemos. ¿Reaccionaremos o nos seguirá pareciendo lógico, natural y aceptable que se disponga de todo el dinero necesario para los banqueros mientras que nos quitan a los demás hasta el aire?

miércoles, 9 de mayo de 2012

ESCUCHAR DESDE EL CORAZÓN

Si el corazón no está dispuesto a escuchar los oídos son la tumba de las palabras. Dice Silvio Rodríguez en su "Canción de Navidad":
Mi canción no es tan sólo 
de quien pueda escucharla, 
porque a veces el sordo 
lleva más para amarla. 
Se refiere al sordo físico no al "metafórico", que a ese sí que no habrá nadie que lo haga oir. Para profundizar un poco en esto de la escucha desde el corazón tal vez te interese leer el siguiente artículo:
¿Sabes escuchar con el corazón? 
La importancia de la comunicación emocional. “Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente” (Proverbios 20:5). ¿Quieres conocer uno de los mitos especialmente desagradables que impide a muchas personas experimentar los enormes beneficios de una comunicación eficaz? En algún momento a lo largo del camino esas personas se convencen de que la verdadera comunicación se logra una vez que entienden las palabras de la otra persona. Creen que la comunicación eficaz equivale a la comprensión precisa de las palabras y las frases que escuchan. En realidad, la buena comunicación es mucho más que eso. La verdadera comunicación por lo general se alcanza cuando cada una de las personas comprende las emociones que están por debajo de las palabras que se dijeron. Por lo general la gente se siente más comprendida, cuidada y vinculada, cuando la comunicación enfoca sus emociones y sentimientos, en lugar de tomar en cuenta solamente sus palabras o pensamientos. Esta es la magia de la comunicación eficaz. Nuestra meta debe ser ir más allá de las palabras pronunciadas, y captar la pepita de oro emocional que está por debajo de ellas. Es mucho más importante descubrir y ocuparnos de las emociones que están por debajo, antes que decir trivialidades sobre las palabras que escuchamos. Pregúntate lo siguiente: “¿Cuál es el efecto emocional de esas palabras?” No solamente: “¿Cuáles fueron las palabras que acabo de escuchar?” Supongamos que una esposa dice: – Creo que nuestros hijos no deben ir a una escuela pública. Me parece que deberíamos educarlos en casa. ¿Qué quiso decir? Piensa atentamente en las dos oraciones. La mujer no usó palabras “emocionales”, todas fueron palabras “racionales”. Si su esposo responde: – ¿De manera que piensas que nuestros hijos no deben ir a la escuela pública? El esposo en realidad no captó lo esencial Reflejó con precisión las palabras que ella acaba de pronunciar, pero no tiene idea de su verdadera preocupación. ¿Y si en cambio presta atención a las emociones que encierran esas palabras? ¿Qué sucedería si él escuchara el corazón de su esposa: “Estás diciendo que estás muy preocupada por nuestros hijos? ¡Ahora sí!” Esta vez la entendió. Escuchó más que las palabras; escuchó los sentimientos de su esposa, su verdadera preocupación. Percibió el mensaje emocional: el temor que siente por sus hijos. Muchas personas quedan atrapadas en la danza del miedo precisamente en este punto. Usan palabras “racionales” para referirse a sus acciones, en lugar de hablar acerca de sus sentimientos o de sus preocupaciones más profundas. Quedan atascadas hasta que por fin aprenden a percibir la pepita de oro emocional. Cuando descubren cómo ir más allá de los pensamientos y las opiniones, y logran captar las emociones que están por debajo, entonces se liberan. Alcanzan el nivel de los verdaderos intereses y de la experiencia emocional profunda. 

Tú me importas 
Cuando hacemos un esfuerzo por encontrar la pepita emocional, decimos a nuestros amigos, colegas, parientes: “Me interesa saber cómo sientes. Tus emociones me importan”. Y cuando nuestros seres queridos reciben este mensaje, sienten que los apreciamos de verdad. Se sienten amados. Cuando no comunicamos esto, la otra persona no se sentirá amada, aun en el caso de que hayamos entendido las palabras que pronunció. La comunicación se desgastará hasta detenerse. Muchos de nosotros –en especial los varones– tenemos problemas con esto. Los hombres acostumbramos a pensar de una manera lineal: nada de irse por las ramas, hay que ir al grano. Queremos resolver un problema y completar una tarea, no queremos ocuparnos de las emociones. Solo nos preocupa encontrar la manera de “arreglar el asunto”. Sin embargo, si no escuchamos ni respondemos a las emociones, toda la ingeniería del mundo será incapaz de conducirnos hasta el verdadero problema. Solo cuando logramos entender las emociones podemos comenzar, de manera eficiente, con la tarea de resolver el problema. El verdadero mensaje muchas veces está en las emociones que hay por debajo de las palabras La comunicación eficaz se resume en escuchar y hablar con el corazón. Cuando alguien siente que sus emociones son comprendidas, percibe que la otra persona se interesa por ella. Es muy distinto de escuchar al otro con la mente, es decir, observando únicamente el contenido de las palabras, sin prestar atención a las emociones. La meta de la comunicación eficaz es comprender el mensaje emocional del que habla. Debes preguntarte: “¿Qué está sintiendo esta persona?” Tomado del libro: El ADN de las relaciones de Editorial Tyndale House

sábado, 5 de mayo de 2012

BLA BLA BLA OTRO CUENTO MÁS

Sin palabras... Porque algunos ya hablan demasiado. ¡¡Y ya estamos hartos de tanto cuento!!

Sé todos los cuentos. León Felipe.

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.