lunes, 20 de abril de 2009
CONCHA CUETOS: ACTRIZ TODO TERRENO.
JUAN IGNACIO CORTÉS. Revista 21.
Sigue siendo uno de los rostros más populares de España, a pesar del tiempo transcurrido desde que encarnó a Lourdes Cano, la dueña de la Farmacia de Guardia más famosa del país. Llovía sobre mojado, pues Concha Cuetos ya había hecho llorar a casi todos a mediados de los ochenta con Tristeza de amor. Ahora acumula funciones y funciones de éxito con Llama un inspector, una obra del dramaturgo británico J.B. Priestly que mezcla alta comedia, intriga y crítica social. Exigente con lo que le ofrecen, orgullosa de su familia y ambiciosa a tope con su vida personal, a Concha Cuetos no le importa pasar épocas alejada de las candilejas. Pero si vuelve, es porque está dispuesta a darlo todo.
Usted empezó siendo Conchita Cuetos en Escala en Hi-fi. ¿Eran tiempos más ingenuos, más felices, simplemente diferentes?
Eran tiempos más jóvenes.
Antes de eso, vivió mucho tiempo en Tánger, en donde su padre dirigía una radio. ¿Qué le queda de allí?
Mi amor por la radio y gran parte de lo que soy como persona.
Si tuviera que elegir, ¿se queda con la Lourdes de Farmacia de Guardia o con la Carlota de Tristeza de Amor?
Me quedo con las dos. Ambas forman parte de mi vida y de mi carrera.
Yo he de confesarle que, aunque todavía era joven, lloré un montón con Tristeza de amor. ¿Por qué eran ustedes tan retorcidos y estaban tan atormentados?
Éramos como la vida misma. La gente, desafortunadamente, va por la vida muy atormentada.
Confiese: seguro que, pese a lo que ha llovido, le hacen descuento en las farmacias.
Pues la verdad es que no. Ni ahora ni nunca. Siempre he tenido mucha mala pata con esto de los descuentos.
¿Cómo se ve, en la distancia, aquella época de máxima popularidad? ¿Con rechazo, con cariño, con nostalgia?
Con muchísimo cariño y con muchísimo agradecimiento. Pero eso también me pasa con la actual. La gente sigue mostrándome cariño y respeto.
Dice que un actor es un inseguro que quiere que le quieran. Usted, ¿de que anda mejor: de inseguridad o de cariño?
Creo que de cariño. Soy muy afortunada en eso. Sobre todo me muestra mucho cariño la gente joven, lo que siempre se agradece más.
¿Hay algún comentario hacia su trabajo que guarde, digamos, como un relicario?
Bueno, ha habido muchos elogios, y también comentarios feos. Como no me gusta guardar éstos, pues tampoco guardo los otros. Digamos que vivo esperando el siguiente comentario cariñoso.
Dejemos de mirar hacia atrás sin ira. Ahora hace una obra que es Llama un inspector y que combina novela negra y comedia.
Y más cosas: crítica social, humor… Es una obra muy completa. Soy muy exigente con los proyectos, sobre todo cuando se trata de teatro.
Debió ser un desafío, porque llevaba diez años sin subirse a las tablas. Diez no… ¡doce!
Hombre, desafío... no. Un actor, si es un verdadero actor, es un todoterreno que tiene que adaptarse a su papel, sea en teatro, en cine o televisión.
Usted se ha mostrado muy rebelde al encasillamiento como actriz de televisión.
Un actor no se debe encasillar, nunca. Si es un verdadero actor, insisto, se puede desenvolver tanto en un medio como en otro.
Sus dos hijos están también metidos en esto del teatro y la interpretación.
La cabra tira al monte, claro.
¿Tanta influencia tiene sobre ellos o es que esto engancha?
Bueno, es que es el ambiente que han vivido: Yo soy actriz, su padre director... En principio no iban para eso, pero se les ve contentísimos con el camino que han tomado y eso me hace sentirme satisfecha.
Dice usted que ellos son el éxito de su vida. ¿Afirmaría lo mismo si fuesen, no sé: notarios?
Si fuesen notarios y disfrutasen de su profesión, pues claro (risas). Además, serían un gran apoyo para la vejez.
Pese a su gran popularidad, no se prodiga mucho. ¿Cuál es la causa? ¿Pereza?
No, pereza no. En esta profesión, trabajar depende de los proyectos que te ofrezcan. En teatro no hay tantos y en cine y televisión hay una falta casi absoluta de personajes escritos para gente de mi edad. Así que, si hay pocos personajes y somos muchas actrices a repartir, pues, a veces, toca descansar.
Por otra parte, en sus declaraciones siempre habla de viajes, de la familia. Me da que no es especialmente ambiciosa.
Soy muy ambiciosa, posiblemente la más ambiciosa del mundo en lo que se refiere a estar bien conmigo misma y con mi gente. Luego, esta profesión tiene sus dificultades y, en fin, yo no diría que no soy ambiciosa. Diría que tengo la ambición justa y que tengo mucha capacidad de ilusión. Me gusta ilusionarme con buenos proyectos. Eso es algo que no quiero ni voy a perder.
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